Reflexión
sobre el tema 3
Factores
psicológicos implicados en el aprendizaje
El aprendizaje no puede
ser un proceso de asimilación pasiva solamente, sino que también es un proceso
de adaptación que necesita del esfuerzo por parte del niño.
Nosotros como futuros
docentes, tenemos que ser conscientes de que la enseñanza pasiva no da buenos
resultados, si no que el aprendizaje tiene que ser activo, a través de
actividades interesantes y motivadoras para los niños y de esta forma el
aprendizaje resulte significativo y productivo.
Hay muchos factores que
entran en juego a la hora de llevar a cabo un aprendizaje como son:
La
atención que la podemos definir como la función mental por medio
de la cual existe una concentración consistente sobre algo específico( objeto,
explicación…) Por otro lado, es entendida como el mecanismo que controla y
regula los procesos cognitivos; desde el aprendizaje por condicionamiento hasta
el razonamiento complejo
La
memoria Es un proceso que nos permite registrar, codificar,
consolidar y almacenar la información de modo que, cuando la necesitamos
podamos acceder a ella y utilizarla. Es, pues esencial para el aprendizaje
siempre que se utilice de manera correcta y que ante todo los niños entiendan
los conceptos, si no de poco valdrá lo memorizado.
La
motivación Es la propiedad que nos impulsa y capacita
para ejecutar una actividad. Por eso se encuentra en la base de la atención,
porque si no estamos motivados no la mantenemos y “desconectamos” y también en
la base de la realización de cualquier actividad: nos impulsa a la acción.
Creo que el aprendizaje
exige motivación en gran parte; con ella el aprendizaje se potencia muchísimo y
sobre todo en calidad y permanencia de lo aprendido.
Tenemos que recordar que
cada niño cuenta con unos intereses propios por eso creo que hay una serie de
pautas que tendríamos que tener siempre en cuenta como:
-
Debemos empezar por conocer a los niños
-
Conocer sus métodos de aprendizaje: la
forma en que cada niño aprende con mayor rapidez
-
Mostar entusiasmo por lo que enseñamos
-
Intentar individualizar la enseñanza en la
medida de lo posible: dedicar tiempo a cada niño
-
Variar los métodos de enseñanza hasta que
encontremos la forma más adecuada
-
Fomentar la participación activa
-
Responder claramente a sus preguntas
-
Nivel adecuado en la materia
-
Ser flexible, fluido, experimentador, con
capacidad de adaptación a las circunstancias
-
Hacer regularmente autocrítica de nuestra
forma de enseñar para ir mejorando
Etc
La personalidad También
es un determinante que influye en el aprendizaje y se podría definir como el
conjunto de aspectos diferenciales relativamente estables que se manifiestan en
la interacción con los demás aunque también en solitario.
Cada
persona es única, no hay dos niños iguales o idénticos, cada uno posee sus
rasgos que los diferencia de los demás y cada uno aprende de manera diferente
en función de sus características personales y sus expectativas.
La inteligencia
No
es fácil definir que entendemos por inteligencia, pues el sentido que se da
desde diferentes escuelas psicológicas y autores es muy variado.
El
concepto de inteligencia humana ocupa un lugar central en la psicología y ha
dado lugar a numerosas controversias.
Algunas
de las definiciones más habituales de inteligencia son:
-
Capacidad de adaptación a las exigencias
del entorno (escolar, familiar, social..:)
-
Capacidad de aprendizaje
-
Capacidad para solucionar problemas
-
Conjunto de aptitudes interdependientes
-
Capacidad para manejar eficazmente
información
Entre
otras…
Esta
lista nos muestra que nos encontramos ante un concepto complejo, aunque debemos
intentar aclarar lo que significa la inteligencia para poder entender mejor al
ser humano.
.
El concepto de
inteligencia ha ido cambiando mucho con los años
En la escuela tradicional se consideraba que
un niño era inteligente cuando dominaba las lengua clásicas, las
matemáticas, la geometría, álgebra…
Más recientemente, se
identificó al niño inteligente con el que obtenía una puntuación elevada en los
test de inteligencia, el CI se convierte en el referente de este ideal.
En el siglo XXI esta
visión entra en crisis y se constata que la inteligencia académica no es
suficiente para alcanzar el éxito profesional. La inteligencia no garantiza
tampoco el éxito en nuestra vida cotidiana, no facilita la felicidad ni con
nuestra pareja, ni con nuestros hijos, ni que tengamos más y mejores amigos.
El CI
no contribuye a nuestro equilibrio emocional ni a nuestra salud mental,
son otras habilidades las responsables de nuestra estabilidad emocional y
mental, así como de nuestro ajuste social y relacional.
El doctor Gardner nos
habla de las ocho inteligencias, teoría cada vez más aceptada, desterrando así
la idea que hasta hace poco prevalecía que
inteligencia sólo hay una innata, invariable y cuantificable.
Nos dice que todos las
poseemos y son igual de importantes y cada persona desarrollará más unas que
otras con diferentes combinaciones.
El concepto actual de
inteligencia es que tiene componentes genéticos pero también influyen en ella
las experiencias, ambiente, educación… que se puede potenciar o por el
contrario influir negativamente sobre ella.
¿Qué
se puede hacer?
Si hemos visto que la
inteligencia no solo está regulada por factores biológicos , sino que también factores externos influyen en ella y en la
forma de aprender de los niños, como futuras docentes debemos entender que
nosotras seremos las responsables junto
a la familia de propiciar situaciones óptimas de aprendizaje, procurando
potenciar las habilidades de cada niño y ayudarlos a que desarrollen otras que
les ayuden para la vida como son las habilidades sociales y la educación de las
emociones.
Es esencial que nosotras
como futuras docentes comprendamos que educar es mucho más que transmitir
conocimientos. Hasta hace poco cuando se revisaba la bibliografía sobre cómo
deben educar los profesores, se enfatizaba el aprendizaje y la enseñanza de
modelos de conductas correctas. Se daba escasa mención a los sentimientos y
emociones, es decir, la tendencia era la de manejar y, hasta cierto punto
controlar el comportamiento de los niños sin atender a las emociones. Debemos
comprender y crear en los niños una forma inteligente de sentir, sin olvidar
tampoco cultivar los sentimientos en nosotros los educadores y padres ya que
andamos todos algo escasos en este tipo de inteligencia( emocional) pues no se
nos dio esta fantástica oportunidad en la escuela.
Creo que la escuela del
siglo XXI tiene la responsabilidad de
educar las emociones de los niños tanto como la propia familia. La inteligencia
emocional no es solo una cualidad individual, las organizaciones y los grupos
tienen su propio clima emocional determinado por la IE de sus líderes.
En el contexto escolar, los
profesores son los líderes emocionales de sus alumnos, la capacidad que
tengamos para captar, comprender y regular sus emociones influirá muchísimo en
el ambiente de la clase.
Este es un momento de
fuerte debate sobre los cambios educativos, sería una buena ocasión para
reflexionar sobre la inclusión de las habilidades emocionales en la escuela,
porque los profesores ideales para este nuevo siglo tendremos que ser capaces
de enseñar “aritmética del corazón” y “gramática de las relaciones sociales”.
Si la escuela asume este reto, dotando de la formación pertinente a los
profesores, hará que la convivencia en este milenio sea más fácil para todos.
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