lunes, 31 de diciembre de 2012

Psicología de la Educación. Tema 3


Reflexión sobre el tema 3

Factores psicológicos implicados en el aprendizaje

 

El aprendizaje no puede ser un proceso de asimilación pasiva solamente, sino que también es un proceso de adaptación que necesita del esfuerzo por parte del niño.

Nosotros como futuros docentes, tenemos que ser conscientes de que la enseñanza pasiva no da buenos resultados, si no que el aprendizaje tiene que ser activo, a través de actividades interesantes y motivadoras para los niños y de esta forma el aprendizaje resulte significativo y productivo.

Hay muchos factores que entran en juego a la hora de llevar a cabo un aprendizaje como son:

La atención que la podemos definir como la función mental por medio de la cual existe una concentración consistente sobre algo específico( objeto, explicación…) Por otro lado, es entendida como el mecanismo que controla y regula los procesos cognitivos; desde el aprendizaje por condicionamiento hasta el razonamiento complejo

La memoria Es un proceso que nos permite registrar, codificar, consolidar y almacenar la información de modo que, cuando la necesitamos podamos acceder a ella y utilizarla. Es, pues esencial para el aprendizaje siempre que se utilice de manera correcta y que ante todo los niños entiendan los conceptos, si no de poco valdrá lo memorizado.

La motivación Es la propiedad que nos impulsa y capacita para ejecutar una actividad. Por eso se encuentra en la base de la atención, porque si no estamos motivados no la mantenemos y “desconectamos” y también en la base de la realización de cualquier actividad: nos impulsa a la acción.

Creo que el aprendizaje exige motivación en gran parte; con ella el aprendizaje se potencia muchísimo y sobre todo en calidad y permanencia de lo aprendido.

Tenemos que recordar que cada niño cuenta con unos intereses propios por eso creo que hay una serie de pautas que tendríamos que tener siempre en cuenta como:

-          Debemos empezar por conocer a los niños

-          Conocer sus métodos de aprendizaje: la forma en que cada niño aprende con mayor rapidez

-          Mostar entusiasmo por lo que enseñamos

-          Intentar individualizar la enseñanza en la medida de lo posible: dedicar tiempo a cada niño

-          Variar los métodos de enseñanza hasta que encontremos la forma más adecuada  

-          Fomentar la participación activa

-          Responder claramente a sus preguntas

-          Nivel adecuado en la materia

-          Ser flexible, fluido, experimentador, con capacidad de adaptación a las circunstancias

-          Hacer regularmente autocrítica de nuestra forma de enseñar para ir mejorando

Etc

 

La personalidad También es un determinante que influye en el aprendizaje y se podría definir como el conjunto de aspectos diferenciales relativamente estables que se manifiestan en la interacción con los demás aunque también en solitario.

Cada persona es única, no hay dos niños iguales o idénticos, cada uno posee sus rasgos que los diferencia de los demás y cada uno aprende de manera diferente en función de sus características personales y sus expectativas.

 

La inteligencia

No es fácil definir que entendemos por inteligencia, pues el sentido que se da desde diferentes escuelas psicológicas y autores es muy variado.

El concepto de inteligencia humana ocupa un lugar central en la psicología y ha dado lugar a numerosas controversias.

Algunas de las definiciones más habituales de inteligencia son:

-          Capacidad de adaptación a las exigencias del entorno (escolar, familiar, social..:)

-          Capacidad de aprendizaje

-          Capacidad para solucionar problemas

-          Conjunto de aptitudes interdependientes

-          Capacidad para manejar eficazmente información

Entre otras…

Esta lista nos muestra que nos encontramos ante un concepto complejo, aunque debemos intentar aclarar lo que significa la inteligencia para poder entender mejor al ser humano.

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El concepto de inteligencia ha ido cambiando mucho con los años

 En la escuela tradicional se consideraba que un niño era inteligente cuando            dominaba las lengua clásicas, las matemáticas, la geometría, álgebra…

Más recientemente, se identificó al niño inteligente con el que obtenía una puntuación elevada en los test de inteligencia, el CI se convierte en el referente de este ideal.

En el siglo XXI esta visión entra en crisis y se constata que la inteligencia académica no es suficiente para alcanzar el éxito profesional. La inteligencia no garantiza tampoco el éxito en nuestra vida cotidiana, no facilita la felicidad ni con nuestra pareja, ni con nuestros hijos, ni que tengamos más y mejores amigos.

 El CI  no contribuye a nuestro equilibrio emocional ni a nuestra salud mental, son otras habilidades las responsables de nuestra estabilidad emocional y mental, así como de nuestro ajuste social y relacional.

El doctor Gardner nos habla de las ocho inteligencias, teoría cada vez más aceptada, desterrando así la idea que hasta hace poco prevalecía  que  inteligencia sólo hay una innata, invariable y cuantificable.

Nos dice que todos las poseemos y son igual de importantes y cada persona desarrollará más unas que otras con diferentes combinaciones.

El concepto actual de inteligencia es que tiene componentes genéticos pero también influyen en ella las experiencias, ambiente, educación… que se puede potenciar o por el contrario influir negativamente sobre ella.

 

¿Qué se puede hacer?

Si hemos visto que la inteligencia no solo está regulada por factores biológicos , sino que también  factores externos influyen en ella y en la forma de aprender de los niños, como futuras docentes debemos entender que nosotras seremos las responsables  junto a la familia de propiciar situaciones óptimas de aprendizaje, procurando potenciar las habilidades de cada niño y ayudarlos a que desarrollen otras que les ayuden para la vida como son las habilidades sociales y la educación de las emociones.

Es esencial que nosotras como futuras docentes comprendamos que educar es mucho más que transmitir conocimientos. Hasta hace poco cuando se revisaba la bibliografía sobre cómo deben educar los profesores, se enfatizaba el aprendizaje y la enseñanza de modelos de conductas correctas. Se daba escasa mención a los sentimientos y emociones, es decir, la tendencia era la de manejar y, hasta cierto punto controlar el comportamiento de los niños sin atender a las emociones. Debemos comprender y crear en los niños una forma inteligente de sentir, sin olvidar tampoco cultivar los sentimientos en nosotros los educadores y padres ya que andamos todos algo escasos en este tipo de inteligencia( emocional) pues no se nos dio esta fantástica oportunidad en la escuela.

Creo que la escuela del siglo XXI  tiene la responsabilidad de educar las emociones de los niños tanto como la propia familia. La inteligencia emocional no es solo una cualidad individual, las organizaciones y los grupos tienen su propio clima emocional determinado por la IE de sus líderes.

En el contexto escolar, los profesores son los líderes emocionales de sus alumnos, la capacidad que tengamos para captar, comprender y regular sus emociones influirá muchísimo en el ambiente de la clase.

Este es un momento de fuerte debate sobre los cambios educativos, sería una buena ocasión para reflexionar sobre la inclusión de las habilidades emocionales en la escuela, porque los profesores ideales para este nuevo siglo tendremos que ser capaces de enseñar “aritmética del corazón” y “gramática de las relaciones sociales”. Si la escuela asume este reto, dotando de la formación pertinente a los profesores, hará que la convivencia en este milenio sea más fácil para todos.

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